Preguntas frecuentes sobre psicólogos y la consulta del psicólogo

Antes de acudir a la consulta de un profesional de la psicología suelen surgir muchas dudas. Esto es absolutamente normal y conviene resolverlas, tanto antes de elegir al psicólogo, como al inicio y durante el tratamiento psicológico. Aquí voy a resolverte algunas de las más frecuentes. Si no quedan resultas todas tus dudas contacta conmigo y te atenderé encantado.

La psicología es la ciencia que estudia el comportamiento de las personas. El psicólogo es el profesional que aplica esta bonita disciplina. Ha estudiado el Grado en Psicología además de titulación de posgrado como Máster en Psicología General Sanitaria y otras formaciones. Delante, vamos a tener a personas que sufren, por lo que resulta fundamental aplicar una psicología basada en la evidencia, articulada con una profunda comprensión del ser humano. Todo esto con el objetivo de, mediante el desarrollo de una adecuada relación terapéutica y empatía, ayudar a la persona que consulta a resolver sus problemas y aliviar su sufrimiento, dotándola de las herramientas adecuadas.

Considero que todas las personas, en algún momento de nuestra vida, necesitamos ir al psicólogo. Imagina que alargas tu brazo, lo pones en horizontal y sostienes un vaso lleno de agua. Pesa poquito, ¿verdad? Puedes con ello, de sobra, ¡claro que sí! Sin embargo, si lo sostienes durante 10 minutos, cambia el asunto. Vamos más allá, mantenlo en la misma posición durante una hora entera. Incluso durante 24 horas. ¿Sabes lo que pasaría? Primero que el foco atencional se centraría exclusivamente en el vaso y después, o se cae el vaso y se rompe o se te lesiona la musculatura encargada de sostenerlo. Con los problemas psicológicos, con el trabajo, con las relaciones, solemos hacer lo mismo, aguantar y creer que podemos con todo, cuando lo que tenemos que hacer es escuchar a nuestras emociones que nos están pidiendo auxilio. Realmente no existe nada menos saludable que sufrir intensamente y mantener aquello con lo que realmente no podemos.

Yendo al psicólogo vas a aprender a gestionar adecuadamente todas tus experiencias emocionales, en un espacio de calidez, empatía y aceptación incondicional. Es tu espacio. Nadie te va a juzgar. Toda la información que recibas de cara a tu tratamiento será objetiva y profesional, proveniente del conocimiento científico y adaptada a tu persona. La consulta te va a permitir comprenderte, aceptarte y trabajar en tu autoconcepto y autoestima. Vas a aprender a solucionar tus problemas y lograrás tus metas y objetivos. Realmente te orientarás a tus valores. Vas a sentirte validado en tu historia de aprendizaje, tus emociones y las conductas que has realizado hasta ahora. Dejarás de sufrir por tus pensamientos, emociones, problemas, relaciones, etc. Y cuando finalices la terapia tendrás herramientas que formarán parte de ti.

Una intervención psicológica es un proceso terapéutico que incluye diversas fases. El primero de ellos es el recibimiento en la consulta, tu espacio. Es donde se empieza a construir la relación terapéutica, fundamental para que la intervención psicológica sea efectiva. Te voy a realizar una evaluación psicológica completa orientada a evaluar tus motivos de consulta, tu problemática. No te preocupes por si no sabes qué decir o por dónde empezar, te lo pondré fácil para que la información fluya. Si es necesario, realizaremos algunos test para que pueda medir ciertas variables importantes para el tratamiento. Ya desde esa primera consulta, vamos a comenzar a trabajar en ti. Durante la evaluación y consultas posteriores, te explicaré con detalle qué te pasa, cómo se ha adquirido y cómo se mantiene, además de en qué va a consistir tu tratamiento, qué objetivos de intervención vamos a trabajar y mediante qué técnicas lo vamos a hacer. Además de lo que ocurre en la consulta, te vas a llevar muchas cosas para que puedas trabajar hasta la próxima visita al psicólogo. Con el objetivo de que consolides todo lo aprendido durante la terapia, programaremos alguna sesión de seguimiento.

Actualmente se acude a consulta por una amplia variedad de problemas más allá de los cuadros clínicos tradicionales. Por eso es tan importante “romper” con las etiquetas (depresivo, TOC, anoréxica…), pues deshumanizan. La mayoría de las consultas se suelen producir porque las emociones que sentimos son demasiado intensas, duraderas, frecuentes, incómodas y abrumadoras como para seguir avanzando en la vida. La terapia de conducta es el resultado del desarrollo del conocimiento científico desde sus orígenes hasta la actualidad, y es por ello que es el referente de eficacia en el ámbito de la psicología y de la salud mental, contando con un amplio aval científico. Se caracteriza como una terapia breve, directiva, activa, centrada en el problema, orientada al presente, que supone una relación terapéutica de colaboración entre tú y yo. Trabajaremos con tus pensamientos, emociones, conductas y muchos otros procesos psicológicos implicados en tu problema a través de un tratamiento transdiagnóstico de los trastornos emocionales.

Respecto a la duración de las sesiones es de una hora aproximadamente. La periodicidad suele ser semanal, pero eso depende de múltiples variables pudiendo ser quincenal, por ejemplo. Además, conforme avanza la terapia, las sesiones se suelen espaciar más con el objetivo de que vayas consolidando todo lo aprendido. Respecto a cuánto dura una terapia, ojalá existiese una respuesta concreta a esta pregunta. Es algo muy variable y depende de factores como problemática a tratar, deterioro de la persona, grado de avance, compromiso con la terapia, etc, no obstante, la intervención cognitivo-conductual se caracteriza por ser breve. Lo que sí te puedo indicar es que será el menor número de sesiones posibles.

Rotundamente NO. Hoy en día resultan demasiado frecuentes expresiones populares como no llores, tienes que ser fuerte, no es para tanto, no deberías sentirte así… Ocurre muchas veces en mi consulta que cuando la persona que tengo enfrente llora, pide perdón. ¿Acaso es algo malo? Como si hubiera que ponerle una especie de presa emocional a lo que me pide el cuerpo. No existe nada menos saludable que tapar lo que sientes. El hecho de poder sentir es tu mayor fortaleza. Y pedir ayuda es lo mejor que puedes hacer. Como escribió Viktor Frankl, no hay que avergonzarse de las lágrimas, pues ellas testimonian la valentía de las personas, el valor de enfrentar el sufrimiento.