Psicólogo para procesos de duelo Valladolid
Resulta necesario entender que el duelo es un proceso. Puede definirse en términos generales como «las reacciones a la pérdida». Y es que nuestra vida está llena de pérdidas, como la pérdida de un trabajo, rupturas de pareja, nido vacío, la enfermedad o la muerte, y que pueden desencadenar el duelo. Además, cada cultura tiene sus propias normas de conducta social para manejar el duelo. No es lo mismo tener una experiencia asociada a la muerte en Europa, que en América del Sur.
Además, cada persona lo puede vivir de manera diferente. Realmente, el proceso de duelo no es exclusivo de la pérdida de un ser querido, sino que se puede producir por cambios importantes en la vida de una persona como un despido laboral o una jubilación, la marcha de un hijo de la casa familiar, una ruptura de pareja, un cambio de ciudad, un problema de salud como un cáncer, etc. Ante estas circunstancias los mecanismos de adaptación que pongas en práctica resultan fundamentales.
Ante una pérdida es importante poder decir adiós y comenzar una nueva etapa vital reubicando la ausencia en el recuerdo, dándole un nuevo sentido. Cada pérdida es diferente, va acompañada de su propio dolor y nos afecta de forma distinta. Esto se realiza mediante un proceso dinámico y multidimensional, aunque lo que se suele sentir es que el mundo se paraliza y es imposible seguir avanzando sin esa pérdida. El dolor suele consistir en conjunto de manifestaciones cognitivas, emocionales y conductuales, que aunque suelen ser normales, en muchas ocasiones son demasiado intensas, interfieren en nuestra vida o no sabemos manejar, por lo que se hace necesaria la ayuda psicológica.
Como en cualquier problemática, es importante realizar una adecuada evaluación psicológica con el objetivo de adaptar la ayuda psicológica a tu pérdida particular. Esto va a permitir que recibas el mejor tratamiento psicológico posible. Además, una buena parte del trabajo que realizaremos en consulta consistirá en realizar tareas vitales como aceptar la realidad de la pérdida, trabajar las emociones y el dolor de esa pérdida tan significativa, adaptarse a un ambiente en el que tu pérdida ya no está y recolocar emocionalmente la ausencia para poder seguir viviendo de manera adecuada.